En nombre del Señor les digo y recomiendo que no procedan como los paganos: con sus inútiles pensamientos, con razón oscurecida, alejados de la vida de Dios, por su ignorancia y dureza de corazón. Porque, endurecidos, se han entregado al desenfreno y practican sin medida toda clase de indecencias.
Pero no es eso lo que ustedes han aprendido de Cristo; si es que de veras oyeron hablar de él y de él aprendieron en qué consiste la verdad. Despójense de la conducta pasada, del hombre viejo que se corrompe con sus malos deseos; renuévense en su espíritu y en su mente; y revístanse del hombre nuevo ,creado a imagen de Dios con justicia y santidad auténticas.
Por lo tanto, eliminen la mentira, y díganse la verdad unos a otros, ya que todos somos miembros del mismo cuerpo. Si se enojan, no pequen. El que robaba no robe más, y póngase a trabajar honestamente con sus propias manos para ganar algo y poder socorrer al que tiene necesidad.
No salga de sus bocas ninguna palabra ofensiva, sino solo palabras buenas que ayuden a crecer a quien lo necesite y agraden a quien las escucha. No entristezcan el Espíritu de Dios, que los marcó con un sello para el día del rescate.
Eviten toda amargura, pasión, enojo, gritos, insultos y cualquier tipo de maldad. Sean amables y compasivos unos con otros. Perdónense unos a otros, como Dios los ha perdonado en Cristo.